¿señorita, sabe usted donde está la calle....?

Nunca he sido consciente de mi belleza. Es cierto que el 99% de los albañiles coinciden en que es un hecho, pero yo, siempre suspicaz, sigo poniéndolo en duda. Creo que me marcó un episodio en mi vida, allá por los años ochentaitantos, cuando un abuelete entrañable me paró por la calle para pedirme la hora. Yo joven, dulce e ingenua, le sonreí y miré mi reloj. Al mirarle a la cara para decirle la hora, nunca me pude imaginar que aquel señor mayor y respetable me iba a soltar aquellas palabras. Parada en la calle y junto a él, mi cara cambió de color, y ya nunca más pude dar la hora a nadie. TE VOY A COMER EL CHOCHO, es una frase que me ha marcado. Nunca sabrá ese señor el drástico giro que dió mi vida. Eso unido a una madre resaltadora de defectos y un exmarido destructivo, han podido con mi confianza en mis virtudes físicas y psíquicas. Ahora me preguntan donde está la calle tal y les digo con cara de asco: "si claro pa que me digas que me vas a comer el chocho". No lo digo pero lo pienso. Y mira que yo iba pa simpática, pero la vida te enseña a desconfiar hasta de los gatos (que los blanco y negro son unos salidos..).