MIsIÓn IMPoSIBLE

A Tía Clotilde, le faltó poco para conocer muy de cerca la postura 47 del kamasutra. A sus 87 años el shock hubiera sido bestial, sobre todo porque era su sobrina la que doblando la pierna, y con una posición pelín forzada, hacía guarrerías en la cama con un desconocido. Nada hacía sospechar que sería una tarde tan movidita, habían despistado al grupo con la excusa de una siesta reparadora, pero al cerrar la puerta y entregarse a la pasión, Maritú y Plinguerto descubrieron el arte de interrumpir el éxtasis sexual, a fuerza de visitas inesperadas.
Al abrirse la puerta de la calle, los dos saltaron de la cama desnudos y desorientados; Plinguerto demostró su hombría dispuesto a hacer la llave de la pitón al desatinado ladrón, Maritú asomaba la cabeza pensando que no eran horas de robar, que había gente follando, coña, pero se vistió a tientas y salió detrás de su amante, para recoger la sangre con la fregona. Uno agarrado al otro, buscaron por la casa al forzudo que había conseguido abrir con destreza la puerta cerrada con llave, y tras un sigiloso paseo por todas las habitaciones, le encontraron en el patio, regando una maceta. No era precisamente el ladrón al uso. La mujer de 87 años, piernas canijas y cuerpo menudo, relajó a Plinguerto que mantenía la postura del ataque de la pitón desde el principio de la búsqueda. Tia Clotilde no estaba entrenada para el ataque de un hombretón de metro ochenta, por lo que amablemente Maritú animó a Plinguerto a volver a la cama, para ocuparse ella del asunto sin recurrir a llaves japonesas. Plinguerto habría paralizado a la abuelita con la pierna derecha, luego hubiera dado un giro, la habría cogido por el cuello y le hubiera presionado la yugular con un movimiento certero de su antebrazo.. caminó desilusionado y cabizbajo hasta el dormitorio.
Tia Clotilde besó a su sobrina mientras era conducida con cariño y dulzura hasta la puerta de la calle. Una vez allí, Maritú volvió a echar la llave y se entregó a la pasión. A los 10 minutos, y en el éxtaris de la postura 49, la puerta volvió a abrirse...
Mira de verdad..hay tardes en las que follar resulta una misión imposible..