ACNÉ JUVENIL

El més pasado, pensando en cómo me iba a engalanar para una entrega de premios, apareció el muy cabrón en mi frente. Basta con que en mi agenda haya un evento digno de mención para que 3 días antes empiece a asomar, tímido pero implacable, un pequeño, inoportuno y indeseable granito. Tras la entrega de premios se fué tal cual vino, desapareció sin dejar rastro de su incordiante visita. Retomé mis rutinas y conforme se iba acercando la deseada fecha de reencuentro con mi lovesweetlove, reapareció como normaduval, bajándo las escaleras al ritmo de la música y con toda la pompa que pudo el muy canalla. Esta vez se colocó encima de mi boca. Mi love aparentó comprensión y soportó al intruso con tesón. La tirantez de la relación entre los tres fué un hecho. A la semana siguiente volvió a ocurrir, le ví de refilón al lavarme los dientes, intentaba ocultarse pero no, ahí estaba, acechante, miraba hacia otro lado como si nada, pero yo le calé. Tras la puerta del cuarto de baño se oyó mi grito de furia. Los insultos más impronunciables, salieron de mi boca contra el grano de mi desgracia. De nada sirvieron los gritos, le dí dos días de plazo, pero fué inútil, estuvo la semana de rigor, eso sí, sentadito y asustao, pero en el mismo sitio. Fuí a la fiesta del trabajo con un pedazo de grano mirándo sonriente a todo el que se paraba delante de mí. Tras el día de resaca me miré al espejo y observé cabreada que ya se había ido. Mi cutis estaba limpio y resplandeciente. Esta mañana me he despertado pensando en el plan del próximo fín de semana, hace 15 días que lo planeamos, y por fín se acerca. Mientras me tomo el café me noto un picor en la barbilla, me miro al espejo y grito horrorizada. Ahí está. Sentado con las piernas juntas y la cabeza agachada. Avergonzado, pero no se va. No es capaz de mirarme, sabe que me está jodiendo y que no se lo voy a perdonar. A veces pienso que lo mejor es llevarme bien con él, hablarlo, conversar, pero es demasiado el odio que le tengo. Nuestra relación está demasiado deteriorada. Nos hemos perdido el respeto.
Además no creo que mis hijos aprueben que hable sola en el cuarto de baño.