SARDINA

Mi amiga Sardina tiene una especie de don que rima con su nombre: AGLUTINA; y como aglutinadora que es recoge gente vaya donde vaya, otrora de aquí, otrora de allá, bajos, altos, feos,guapos, raros, verdes, cojos, extranjeros....los mezcla a todos, remueve y se toma sorbito a sorbito el explosivo brebaje . Es como un Síndrome de Diógenes pero no de acumular basura, sino personas. Yo soy una de las recogidas. Me recogió hace tiempo y ya no me soltó. Me llama pa una cerveza, pa un concierto, pa un bajón, pa un viaje... Pertenecer al grupo de personas recogidas por Sardina es siempre excitante, nunca sabes a quien va a recoger hoy o a qué actividad sin pies ni cabeza te espera. Anoche se superaron todas mis expectativas. Uno de los recogidos de Sardina nos citó en un bar a ser partícipes de una especie de "Recital de perfopoesíateatral sobre sexo, drogas y rocanrol", ya el nombre echa patrás que te cagas. Previamente fuimos mezclados, agitados y removidos en un bar cercano. No os digo más que acabamos hablando de Chomsky y la puta madre de Chomsky, y que casi llegamos a descubrir una vacuna contra el cancer. Pues bien, ya en el sitio, asistimos al acto raropoético más esperpéntico que he visto en toda mi vida, y mira que yo ya tengo una edad y un bagaje, pero es que la vida te lleva a veces por caminos recónditos y desconocidos. Llegamos como un chorro de aire fresco y sonriente al bar en penumbra, y nos encontramos con gente muy seria, que escuchaba en silencio como un tío con zapatos amarillos, camiseta amarilla y sombrero con pluma amarilla, todo a juego, hablaba con un micro en un escenario. Uno tras otro fueron subiendo a leer "poesías" los distintos participantes, cada uno de su padre y su madre, uno con tambor, otro colocao, otro con un libro en la cabeza, otro haciendo el pinopuente mientras recitaba.... Es imposible que os describa con palabras la situación, quizá en otro post, sólo os diré que Sardina y yo conseguimos a base de mordernos los labios, mantener el tipo y no dejar salir ni un resquicio de los kilos de risa que se acumulaban en la garganta. Claro, eso si no nos mirábamos.

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